La profesora de español, Marthica, la mujer más sensacional, una persona que con su amor hace que la gente trabaje. Recuerdo que jamás tuvo que alzar la voz para que la clase guardara silencio, nunca nadie la irrespetó o la hizo enfurecerse, todo porque ella manejaba su clase de una manera tan respetuosa y tan lógica que nadie tenía porque intentar dañar todo lo que ella hacía. Desde que me conoció tuvo una cosa clara, que yo debía ser quien construyera el discurso para el día del grado, y así fue. Fue ella quien soportó mis angustias antes de graduarme, quien me dio la tranquilidad necesaria para que pensara con cabeza fría con respecto a lo que fuera a hacer. Fue una situación difícil, pero hasta hoy satisfactoria. Siempre recuerdo en la forma en que llegó a ser docente, eso fue de la nada, pero la explicación siempre fue sencilla, sus padres eran docentes, un físico y una educadora infantil, que le enseñaron todo en la vida, y lo más importante, a dar amor cuando se enseñaba a gente que en muchos lugares no tiene amor, una condición necesaria para aprender.
Saturday, May 16, 2009
Aparte 2 Autobiografía
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